Un juguete es un objeto con el cual nos divertimos. Puede tratarse de un objeto muy sencillo como el palo de una escoba, o de uno muy complicado como el videojuego.
Si al palo de la escoba le añadimos nuestra imaginación –cosa que ejercitamos mucho en nuestra niñez- lo podemos convertir en yegua o caballo brioso y correlòn.
O podemos devenir en brujas o brujos que volamos por los cielos y llegamos a cualquier parte del planeta, y hasta mucho más allá.
Y si le ponemos una ruedita con un clavito tenemos un vehiculo con el cual circular divertidamente.
Una caja de cartón la podemos convertir en un barco que nos lleve río abajo, o en una nave intergaláctica que nos pasee por la estrella más lejana.
Una lata vacía la podemos convertir en un sonoro tambor o en cofre en el cual guardar secretamente otros objetos. Una tapa de refrescos la podemos convertir en runche o gurrufìo.
Un trozo de madera, con cierta habilidad, puede terminar en trompo, perinola y hasta en carreta o carrucha. Una hoja de papel podemos convertirla en veloz aeronave.
Los juguetes son como los granos de arena: infinitos e incontables. Los hay de lata, de madera o de plástico. Los hay grandes, pequeños o medianos. Los hay sencillos y complicados. Hay los que podemos hacer para nosotras y nosotros mismos y los que podemos comprar en cualquier tienda.
Aquí en la casa del juguete, podrás ver una interesante muestra de ese objeto tan mágico, tan bello, tan atractivo y tan nuestro que es el juguete.
Texto: Mauricio Rodríguez Ferrara.
Cortesía de: Mario Calderón. www.mariocalderon.com
Dirección: “LA CASA DEL JUGUETE”, Millas, Mérida Edo. Mérida, Venezuela.
Si al palo de la escoba le añadimos nuestra imaginación –cosa que ejercitamos mucho en nuestra niñez- lo podemos convertir en yegua o caballo brioso y correlòn.
O podemos devenir en brujas o brujos que volamos por los cielos y llegamos a cualquier parte del planeta, y hasta mucho más allá.
Y si le ponemos una ruedita con un clavito tenemos un vehiculo con el cual circular divertidamente.
Una caja de cartón la podemos convertir en un barco que nos lleve río abajo, o en una nave intergaláctica que nos pasee por la estrella más lejana.
Una lata vacía la podemos convertir en un sonoro tambor o en cofre en el cual guardar secretamente otros objetos. Una tapa de refrescos la podemos convertir en runche o gurrufìo.
Un trozo de madera, con cierta habilidad, puede terminar en trompo, perinola y hasta en carreta o carrucha. Una hoja de papel podemos convertirla en veloz aeronave.
Los juguetes son como los granos de arena: infinitos e incontables. Los hay de lata, de madera o de plástico. Los hay grandes, pequeños o medianos. Los hay sencillos y complicados. Hay los que podemos hacer para nosotras y nosotros mismos y los que podemos comprar en cualquier tienda.
Aquí en la casa del juguete, podrás ver una interesante muestra de ese objeto tan mágico, tan bello, tan atractivo y tan nuestro que es el juguete.
Texto: Mauricio Rodríguez Ferrara.
Cortesía de: Mario Calderón. www.mariocalderon.com
Dirección: “LA CASA DEL JUGUETE”, Millas, Mérida Edo. Mérida, Venezuela.
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